22 de marzo de 2013

¿Por qué castrar a un gallo?


La castración de un gallo suena como una práctica bastante inusual si uno no está acostumbrado a tener gallinas, pero antiguamente solía ser muy común.
Una vez que ha sido castrado, al gallo se le conoce como a un capón, volviéndose mucho más dócil además de rollizo, mejorando tanto cuantitativamente como cualitativamente a la hora de comerlo. Aunque para esto último aún existen discrepancias.
Los capones todavía están disponibles en algunos comercios especializados en aves de corral, aunque cada vez son más difíciles de encontrar. La carne tiene un sabor mucho mejor y es muy demandado por los verdaderos amantes de la carne de pollo.
La castración se realiza cuando el gallo es muy joven. Hace que este no desarrolle los rasgos que comúnmente se asocian con los gallos. Las crestas y barbillas no se desarrollan, dejando al capón con una cabeza en apariencia más pequeña que la mayoría de los gallos.
La espalda y las plumas de la cola tampoco se desarrollan, quedándose más cortas. Los efectos de la castración también se muestran en el comportamiento. El capón pierde su agresividad y pueden mantenerse en grupos o incluso con las gallinas. No existe peligro alguno de que estos animales luchen entre sí y causar lesiones. Por cambiar hasta les cambia su forma de caminar.
La energía que el gallo habría gastado en la defensa de su territorio contra amenazas reales e imaginarias lo convierte cada vez más grande y más gordo. Los capones asados con altos en grasa, jugosa y húmeda, lo que hace que puedan bañarse fácilmente en su propio jugo mientras los asamos.
Es por esto que son tan apreciados como aves de carne. Sin embargo, no son tan comunes ya, debido principalmente a la aparición de razas especificas de engorde.
La mayoría de los pequeños avicultores simplemente sacrifican a sus gallos a una edad temprana para que estén tiernos, pero algunos todavía van más allá y optan por la castración en su lugar.
Hay que tener en cuenta que esto es mucho más difícil que castrar a un mamífero, ya que las aves llevan sus testículos dentro de la cavidad abdominal, lo que supone una intervención bastante más delicada.
Cualquier variedad de pollo puede ser castrada, pudiendo hacerlo preferiblemente entre las dos y las cuatro semanas de edad. Antes del procedimiento, el ave debe ser tratada con antibióticos y se le quitará la comida durante las veinticuatro horas anteriores a la intervención.
Ningún aficionado a esto de los pollos debe tratar de castrar a un gallo hasta tener una cierta experiencia. No es mala idea ir practicando con aves muertas para aprender a desenvolverse mejor y mucho más rápido. Aunque pocos, todavía hay gente experta que nos puede echar una mano y enseñarnos la técnica, sino siempre nos quedará Internet y algún tutorial que podamos descargarnos (Hay algunos muy buenos).
Hay que tener en cuenta que cuanto más joven sea el ave más difícil nos será encontrar los testículos, evidentemente porque estos son más pequeños. Deberemos utilizar un kit con todo lo necesario, tanto material quirúrgico como desinfectante y antibiótico.
Cuando un pollo es castrado por alguien que sabe lo que hace, el ave parece sentir poco dolor y vuelve a la normalidad rápidamente. Se puede castrar a un gallo con rapidez y eficacia, pero asegúrate de que sabes lo que estás haciendo primero.

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